Marta Borruel

El violín de Sarasate

sarasateEstuve con mis hijos en Baluarte viendo la obra «El violín de Sarasate» y nos encantó. Presentado en un formato de «cuento musical» y con la participación de la Orquesta Sinfónica de Navarra, en realidad la obra es un homenaje a la música de Sarasate y una excusa para contar a los niños (y mayores) su interesante vida.

La historia comienza presentando al Señor A-Limón, de la zarzuela «El asombro de Damasco». Acompañada por esta sintonía, la narradora presenta al director de la Orquesta, el Sr. A-Limón, que oficiará como notario de todo lo que se cuente durante la representación.

Esta música, tan conocida por todos los pamplonicas porque es la que toca «La Pamplonesa» cuando la Corporación del Ayuntamiento acompaña el Cabildo Catedralicio en la Procesión de San Fermín, logra sorprendernos a todos en su versión más melódica (acostumbrados a escucharla en la calle e interpretada por una magnífica banda).

 A continuación entra en escena Yuki Manuela Janke, ganadora y premio mejor intérprete de Sarasate en la pasada edición de 2007 del Concurso Internacional de violín Pablo Sarasate que logra encandilar a todo el auditorio con su virtuosismo. Fue la más aplaudida con diferencia y consiguió que los niños siguieran con un extraordinario interés sus evoluciones. A veces parecía como que un ratón vivía dentro del violín ¡y se le oía moverse dentro de la caja!; otras veces escuchábamos cómo los pájaritos trinaban y gorjeaban; y en alguna ocasión, el violín incluso lloró.

Y poco a poco, al ritmo del relato, los niños se fueron enterando de que Pablo Sarasate nació en Pamplona, que fue un niño prodigio del violín, que se trasladó a Madrid y luego a París a estudiar, que viajó por todo el mundo con su música y que todos los años volvía por San Fermín y ofrecía un concierto gratuito a todos los habitantes y visitantes de Pamplona desde uno de los balcones del Hotel La Perla, donde se alojaba. Este emblemático hotel de la Plaza del Castillo, hoy restaurado, mantiene intacta su habitación y precisamente este año, el del centenario de Pablo Sarasate, un cuarteto de cuerda ofreció un concierto desde ese mismo balcón al que acudieron numerosas personas (a pesar de la lluvia, que, por supuesto, estuvo presente).